Pusáki

La riqueza gastronómica del concejo de Cabranes, parece interminable. Hace un tiempo nos habían recomendado otro restaurante de visita indispensable llamado El Restauratorio. Pues bien, llegamos tarde. El Restauratorio cerró hace unos meses, pero en el mismo local descubrimos otra joya que, desde hoy mismo, pasa a formar parte de nuestros indispensables. Se trata de un restaurante de cocina fusión, que trabaja con un menú cerrado, confeccionado con materia prima de la zona, de alta calidad y con un resultado que merece mucho la pena. El Pusáki se encuentra en La Puerte, un pueblo al que se accede desde la carretera que va de Villaviciosa a Torazu, en un desvío señalizado a mano derecha, que lleva directamente a su puerta.

El restaurante abre de jueves a domingo y conviene hacer una reserva previa, sobre todo si lo queremos visitar el fin de semana. En dicha reserva te suelen explicar el funcionamiento de su menú único y aprovechan para preguntar si algún comensal tiene alergias alimentarias, con el fin de poder adaptar el menú.

pusáki
Cuando te paras delante de la puerta, pasas por su patio interior y llegas a la zona de comedor, te das cuenta de que no estás en un restaurante habitual. Nos encanta comer en sitios con un menú cerrado, donde no hay que decidir mas que la bebida. En este caso era una estupenda botella de Agua de Borines, buen detalle. Nos sentamos en la mesa y antes de que llegara el primer plato del menú, nos trajeron aceite de oliva y sal maldon.

sal maldon y aceite de oliva

Para disfrutar del aceite y la sal, no podía faltar un buen pan. En este caso se trataba de un pan artesano, fabricado por ellos con harinas ecológicas y masa madre. Puede que fuera el hambre que teníamos, pero el pan mojado en el aceite con unas escamas de sal encima, nos resultó un manjar de otro planeta.

pan artesano

Empezamos el menú con unas verduras salteadas, acompañadas de crema de zanahoria y alioli de ajo negro. Hacía tiempo que no comíamos una zanahoria con un sabor tan real a zanahoria. A parte de su sabor, tanto su textura, como la del brócoli estaban perfectas para disfrutar el sabor el alioli y de una sabrosa crema de zanahoria. Buen comienzo.

zanahorias, brócoli y alioli de ajonegro

El siguiente plato es una maravilla de composición visual, aunque no menos efectiva en el paladar. La protagonista era una anchoa del cantábrico que descansaba sobre una base de pimientos y cebolla asados. En su parte superior se complementaba con unos tacos de queso de Piloña y un sutil toque de cítrico. Un bocado pequeño, pero con una potencia de sabor y matices impresionante. Un plato que bien se podría enmarcar y poner en la pared.

anchoa del cantábrico y vegetales asados

Seguimos con una alcachofa confitada con shiitake cultivado en Cabranes, el tubérculo comestible topinambur y una sabrosa salsa de pipas. Tanto por separado como en conjunto disfrutamos de una ración ligera, saludable y muy rica.

alcachofa confitada, shiitake, topinambur y salsa de pipas

Llegó el momento de dar protagonismo a la proteína. Comimos un pixín con una volátil emulsión de eneldo y la col asiática pak choi, también cultivada en la zona. El pescado estaba muy bien preparado, jugoso y sabroso. Parecía fresco y la elección de los elementos que lo acompañaban eran perfectos para confeccionar una ración recomendable para los amantes del pescado.

pixín con emulsión de eneldo y pak choi

El último plato del menú fue una paella para dos personas, de arroz seco marinero. Un arroz en su punto, con el mítico socarrat y un sabor a productos del mar que le daba un carácter mediterráneo muy interesante. Nos pareció un acierto total, terminar el menú con este plato. Es la fórmula perfecta para terminar de saciar a los que hayan podido llegar a este punto de la comida con algo de hambre. Pudimos repetir dos veces, por lo que terminamos con una fartura considerable.

arroz seco marinero

Nos habían comentado que sus postres caseros eran de un nivel superior y pudimos comprobarlo. Teníamos ante nosotros una tarta de limón, sobre una fina galleta sin gluten, con una crema de limón que bailaba en la boca junto a un merengue espectacular. Tanto la acidez del limón como la dulzura del merengue tenían un punto justo, para contrastar sin competir, presentando un postre muy agradable en la boca. De los mejores que hemos comido hasta la fecha.

tarta de limón

PUNTUACIÓN:
  • Comida: 9
  • Calidad/Precio: 8
  • Ubicación: 8
  • Accesibilidad: 6
  • Decoración: 8
Total: 39 ptos

Nos encontramos con un sitio acogedor, templado por una estufa de leña, con una comida de alta calidad, elaborada con productos de producción de proximidad, a un precio razonable. Por un momento no sabíamos si estábamos comiendo en una casona asturiana, un restaurante del sur o uno de otro país a miles de kilómetros de nuestra casa. La cuenta fue de 32 euros por comensal, bebida e infusiones a parte. Hay restaurantes especiales de los que salimos totalmente satisfechos y que luego nos encanta recomendar. Pusáki es uno de ellos. Esperamos volver muy pronto, para poder disfrutar de otro menú diferente.

La Puerte, 12, Cabranes.
622017130
De Jueves a Domingo
de 13:30 a 23:00

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